¿QUÉ HACER CON EL ACEITE USADO?

 ¿Nunca habéis pensado después de cocinar, qué hacer con el aceite que habéis usado? Aquí os traemos una ayuda.

Reutilizarlo para volver a cocinar. Una vez que terminemos de freír, lo que deberemos hacer es dejar que el aceite se enfríe y guardarlo en un recipiente hasta la próxima vez que vayas a usarlo. De esta forma, el aceite se irá consumiendo por completo y evitaremos tener que tirarlo.

Convertirlo en sólido. No obstante, a pesar de reutilizar el aceite en la cocina, siempre terminará sobrando una parte que esté en muy mal estado como para ser usada en las comidas. En estos casos, una opción disponible es comprar un producto formulado específicamente para convertir el aceite usado de cocina en sólido. Estos productos se suelen vender en la mayoría de los supermercados. Se mezcla una cucharada del producto con la porción de aceite sobrante que se indique en el envase y, en unos minutos, se forma una masa seca y sólida que se puede tirar sin problema a la basura.

Llevarlo a un punto limpio para reciclarlo. Por otro lado, una opción más sencilla consistirá en ir almacenando el aceite usado en un recipiente y, cuando tengamos una cantidad considerable, llevarlo a un punto de reciclaje. Estos puntos de reciclaje se pueden encontrar en algunas ciudades junto a los contenedores de reciclaje de vidrio o cartón. No obstante, en caso de no tener un contenedor de reciclaje de aceite cerca, siempre se podrá acudir al punto limpio más cercano, ya se trate de un punto limpio fijo o uno móvil. Si quieres saber dónde encontrar el punto limpio más cercano a tu vivienda, lo más seguro es que en la página web del Ayuntamiento de tu localidad figure toda la información necesaria.

TAMBIÉN PODEMOS RECICLARLO:

• Fabricar jabón. Se necesita aceite, sosa cáustica, agua y gran variedad de aceites esenciales para dotarlo de aromas.
• Fabricar velas. Necesitamos un alambre que usaremos como base para mecha, para lo que, a su vez, usaremos un hilo de algodón unos 4 centímetros superior. También podemos añadir unas gotas de aceite sándalo o algún otro aceite esencial que produzca buen olor. El procedimiento es muy sencillo, ya que el aceite quema tan bien como la cera: hacemos con el alambre una base al enrollarlo en espiral y dejando un tramo ascendente sobre el que vincularemos la parte baja del hilo de algodón. Situaremos el ingenio dentro del recipiente escogido, concretamente en el centro y dejando el exceso de hilo desbordando el tarro o botella. Seguidamente lo llenaremos con el aceite usado, y previamente filtrado, y añadiremos las gotas de aceite aromático. 
• Engrasar bisagras. 
• Untar moldes. Podemos utilizarlo con un pincel como unto para moldes si queremos hacer pasteles, bizcochos o galletas. De este modo, tras pasar por el horno, las piezas podrán ser extraídas del molde sin problema. Recordar siempre filtrar el aceite. 
• Proteger los muebles. El aceite de freír filtrado es un perfecto protector de maderas, tanto en interiores como en exteriores, aunque se recomienda más en el segundo escenario, sobre todo si se trata de aceite de oliva, dada la potencia de su olor. Bastará con aplicarlo sobre la superficie de muebles y puertas -es importante que no estén barnizadas- con un pincel o una brocha, de modo que el aceite tape los poros. Dará además un brillo adicional. En el caso de muebles de exterior o jardín, conviene hacer esta aplicación cada seis meses pues el sol, más que la lluvia, estropea la madera.
• Hacer una pasta exfoliante. Para hacer un exfoliante corporal basta con usar café molido, también vale el que ha sido usado, mezclado con aceite. Con ambos elementos en proporción, se hace una pasta semi sólida que después podremos restregar por el cuerpo o la cara para que nos quite la piel muerta.
• Fabricar cremas hidratantes. Nos bastará con unas láminas de cera de abejas, un tarro y el aceite debidamente reposado y filtrado. Pondremos las láminas de cera dentro del tarro, rotas en trozos, y lo llevaremos a un baño maría para que la cera se funda. Una vez el conjunto haya alcanzado el punto de fusión, verteremos despacio el aceite a la vez que batiremos para que se emulsione la mezcla. Cuando el tarro esté lleno, lo sacamos del baño maría y lo metemos en la nevera para que se enfríe. Ya tenemos la crema que podremos aplicarnos. Según la proporción entre la cera de abeja y el aceite obtendremos una crema más o menos espesa. 

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