DOS HISTORIAS CORTAS
LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE ORO
«Érase un labrador tan pobre, tan pobre, que ni siquiera poseía una vaca. Era el más pobre de la aldea. Y resulta que un día, trabajando en el campo y lamentándose de su suerte, apareció un enanito que le dijo:
-Buen hombre, he oído tus lamentaciones y voy a hacer que tu fortuna cambie. Toma esta gallina; es tan maravillosa que todos los días pone un huevo de oro.
El enanito desapareció sin más ni más y el labrador llevó la gallina a su corral. Al día siguiente, ¡oh sorpresa!, encontró un huevo de oro. Lo puso en una cestita y se fue con ella a la ciudad, donde vendió el huevo por un alto precio.
Al día siguiente, loco de alegría, encontró otro huevo de oro. ¡Por fin la fortuna había entrado a su casa! Todos los días tenía un nuevo huevo.
Fue así que poco a poco, con el producto de la venta de los huevos, fue convirtiéndose en el hombre más rico de la comarca. Sin embargo, una insensata avaricia hizo presa su corazón y pensó:
“¿Por qué esperar a que cada día la gallina ponga un huevo? Mejor la mato y descubriré la mina de oro que lleva dentro”.
Y así lo hizo, pero en el interior de la gallina no encontró ninguna mina.
A causa de la avaricia tan desmedida que tuvo, este tonto aldeano malogró la fortuna que tenía».
EL NIÑO,EL VIEJO Y EL BURRO
“Érase una vez un abuelo y un nieto que decidieron emprender un viaje junto con un burro. Inicialmente el anciano hizo que el niño montara en el animal, con el fin de que no se cansara. Sin embargo, al llegar a una aldea, los lugareños empezaron a comentar y criticar que el anciano tuviera que ir al pie mientras que el niño, más joven y vital, fuera montado. Las críticas hicieron que finalmente abuelo y nieto cambiaran posiciones, yendo ahora el anciano montado sobre el burro y el niño caminando al lado.
Sin embargo, al pasar por una segunda aldea, los lugareños pusieron el grito en el cielo de que el pobre niño fuera caminando mientras el hombre mayor lo hacía cómodamente montado. Ambos decidieron entonces montar en el animal. Pero al llegar a un tercer poblado los aldeanos criticaron durante a ambos, acusándoles de cargar en exceso al pobre burro.
Ante esto, el anciano y su nieto decidieron ir ambos a pie, caminando al lado del animal. Pero en un cuarto pueblo se rieron de ellos, dado que disponían de una montura y ninguno de ellos viajaba en ella. El abuelo aprovechó la situación para hacer ver a su nieto el hecho de que, hicieran lo que hicieran, siempre habría alguien a quien le parecería mal y que lo importante no era lo que otros dijeran, sino lo que creyera una mismo.”
¿TE HAN GUSTADO ESTAS HISTORIAS? ¿QUÉ APRENDIZAJES PODEMOS OBTENER DE CADA UNA DE ELLAS?
¡NO OLVIDES FIRMAR TUS COMENTARIOS!
1) El primero le pudo la ambición. 2) Hay que pensar por uno mismo. David R.
ResponderEliminarJakeline,está muy bien,el hombre le estuvo al pelo por avaricioso y no hay ke ir por la vida asi.........el hombre del burro,hay mucha gente ke hacen caso a los demás y no se puede porque te agobian y hay ke coger las arriendas de la vida uno mismo como hizo este hombre
ResponderEliminarEstán muy bien los cuentos, yo ya los conocía, me los contaron de niño. Con el primero aprendemos que no hay que ser avaricioso, o nos irá mal en la vida. El segundo nos dice que hay que tener criterio propio, que hagamos lo que hagamos, nada va a estar a gusto de todo el mundo.
ResponderEliminarJose Antonio Glez
1)quien mucho abarca poco aprieta
ResponderEliminar2)escucha los consejos de otros, pero nunca renuncies a tu propia opinión
E. Ivan
Son dos historias muy ilustrativas.
ResponderEliminarEn la primera queda claro que como dice el refrán "La avaricia rompe el saco". Y en el segundo nos dice que no se puede hacer caso de todo el mundo, lo mejor es tener criterio propio independientemente de lo que opinen otros.
Emi
La primera historia aprendí que la avaricia rompe el saco jacobo
ResponderEliminarMe han gustado las historias pero la segunda tenía razón el anciano no hay que hacer caso a lo que diga la gente hay que hacer lo mejor que convenga a uno jacobo
ResponderEliminar1) la avaricia rompe el saco.
ResponderEliminar2) hagas lo que hagas siempre hay alguien que te critique.
muy entretenidas
ResponderEliminar